El conflicto entre Israel y Hamás ha erosionado los esfuerzos para rebajar las tensiones en Oriente Medio y normalizar las relaciones entre Israel y varias naciones árabes. La situación es volátil y cambiante, pero tendencias geopolíticas clave han empezado a tomar forma.

Las relaciones entre Israel, Egipto y Jordania han sido las más afectadas por el conflicto. El rey Abdullah II de Jordania ha condenado las acciones militares de Israel como un “crimen de guerra”, Egipto las ha considerado como un “castigo colectivo”. Ambos países han mostrado su preocupación por la afluencia de refugiados y por su seguridad nacional. 

Asimismo, ha crecido el consenso entre las naciones árabes. En una declaración conjunta, los ministros de Asuntos Exteriores de nueve naciones árabes han condenado los ataques contra civiles y las violaciones del derecho internacional en Gaza. Sin embargo, cada nación ha elaborado su propia narrativa, lo que ha provocado notables divisiones en sus respuestas a los recientes acontecimientos. 

Por otra parte, Estados Unidos ha sido históricamente el principal y más influyente aliado de Israel. En respuesta al ataque de Hamás del 7 de octubre, Estados Unidos ha apoyado inequívocamente a Israel desplegando dos portaaviones en la región, para disuadir posibles amenazas, recabar información y proporcionar defensa aérea. 

Aunque Irán, partidario tanto de Hamás como de Hezbolá en el Líbano, no ha participado directamente en la planificación del atentado del 7 de octubre, ha apoyado a Hamás de diversas formas: financiera, militar y económicamente. El régimen iraní ha elogiado abiertamente a Hamás y ha culpado a Estados Unidos de la escalada de violencia.

China ha surgido como posible mediador entre Israel y Hamás. Sin embargo, su poder de negociación es limitado, teniendo en cuenta el destacado papel de Estados Unidos en el conflicto. Aunque China se ha posicionado como una potencia mundial neutral que busca la paz, tiene una relación sólida con Irán e intereses en la expansión de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en la región.

A pesar de que la prioridad de Rusia es Ucrania, Rusia ha intentado desempeñar un papel de mediador, alegando sus “buenas y tradicionales” relaciones con ambas partes. Sin embargo, los lazos entre Rusia e Irán se han estrechado tras la invasión rusa de Ucrania. Ambos países han colaborado en ámbitos como los programas de misiles y vehículos lanzados desde el espacio. 

Además, Rusia ha tratado de mantener sus buenas relaciones con Israel, especialmente a través de la diáspora ruso-israelí. Hasta ahora, Israel se ha negado a sumarse a las sanciones occidentales a Rusia o a enviar armas a Ucrania. Pero un miembro destacado del partido gobernante de Israel ha amenazado a Rusia con “graves consecuencias” por el apoyo ruso a Hamás.

Los acontecimientos actuales han destruido los avances hacia la estabilidad en Oriente Medio. Además, el conflicto ha planteado un gran desafío a la alianza occidental y a sus relaciones globales debido a la la creciente divergencia de planteamientos entre Estados Unidos y sus aliados.

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