La guerra en la Franja de Gaza se ha extendido a otros países y el partido islámico chií de Líbano advierte de que “este crimen no quedará sin respuesta ni impune”

Un dron controlado por las fuerzas militares israelíes acabó, el pasado martes, con la vida de uno de los cabecillas del grupo islámico Hamás, Saleh al Arouri, en lo que se convirtió en la ejecución de uno de los mandatarios más importantes del Movimiento de Resistencia Islámica hasta la fecha. Y lo que más ha llamado la atención es que el asesinato se ha producido en Beirut (Líbano), fuera de las fronteras de Israel y Palestina.

Líbano es un país semiislámico en el que el partido islamista chií predominante es Hizbulá– Hezbollah–, que, al recibir la noticia del ataque, ha asegurado que “habrá represalias” y que “este crimen no quedará sin respuesta ni impune”. El secretario general de la formación, Hassan Nasrallah, ha respondido con severidad a lo ocurrido: “Nuestras manos están en el gatillo y nuestros combatientes están preparados al máximo nivel”.

Saleh Al Arouri, el militar palestino asesinado, llevaba varios años siendo espiado por la Inteligencia israelí y se sospechaba de sus vinculaciones con el comienzo de los ataques el 7 de octubre desde Cisjordania, donde numerosos vehículos y cañones dispararon a las fronteras con Israel.

Israel no ha asumido la responsabilidad del asesinato, pero se defiende a medias de que, en cualquier caso, no ha sido una maniobra planeada contra el Estado vecino. “Quienquiera que lo haya hecho debe quedar claro: no fue un ataque contra el Estado libanés”, afirmó el portavoz del primer ministro israelí, Marc Regev.

Durante el conflicto armado en la Franja de Gaza, se produjeron algunos ataques independientes que lindaron con la frontera de Líbano, aunque sin ninguna incursión clara. Sin embargo, la del martes, según fuentes libanesas, fue una ofensiva preparada con un avión no tripulado de procedencia israelí que acabó con la vida de seis personas en la capital del país.

“La explosión en Dahiyah (la zona de Beirut donde se produjo la explosión) es un crimen israelí destinado a arrastrar al Líbano a una nueva fase del conflicto. Es una respuesta clara a nuestros esfuerzos por distanciar el espíritu de lucha en Gaza del Líbano”, manifestó el primer ministro libanés, Najib Mikati.

Arouri era considerado el “número 2” de Hamás, por detrás de Ismail Haniya, y era responsable, según autoridades israelíes, del secuestro de tres judíos en 2014 y de la dirección del aparato de Hamás en Cisjordania, labor que realizaba supuestamente desde Estambul. Se trata del asesinato “selectivo” más importante para el Ejército israelí desde la ejecución de Ahmed Jabari en 2012 en la Franja de Gaza.

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