Daesh – siglas en árabe del ISIS – ha admitido estar detrás de los atentados sucedidos en el acto conmemorativo a Qasem Soleimani.

El ISIS (Islamic State of Iraq and the Levant), conocido como Daesh por sus siglas en árabe, ha vuelto a actuar después de un año de inactividad y de cierta pausa en la que el pueblo islámico creía que el grupo terrorista se había moderado. El ISIS, organización supuestamente suní surgida en pequeños puntos de Irak y Siria, es un grupo terrorista mayormente eliminado y apaciguado que no tiene sino un entendimiento radical y negativo de la yihad (“guerra por Dios”).

Irán, país mayoritariamente chií, celebraba ayer en Kermán, región al sudeste, el cuarto aniversario del asesinato de uno de los líderes de la Guardia Revolucionaria Islámica (ramificación del Ejército iraní que defiende radicalmente la política islámica dentro del país), Qasem Soleimani, quien fuera asesinado en 2020 por Estados Unidos.

Los dos ataques tuvieron lugar sobre las tres de la tarde, hora local, y sorprendieron a todos los asistentes con dos explosiones que acabaron con la vida de 84 personas, según las últimas noticias. Ambos atentados estuvieron separados por veinte minutos y setecientos metros de distancia, y se produjeron junto a la zona del mausoleo de Soleimani, donde se realizaba el acto.

El ISIS, fruto de varios grupos con un origen común en Al Qaeda y zonas de Jordania y el sur de Líbano que más tarde se formalizó entre Siria e Irak, se autoproclamó Estado Islámico y constituyó un califato cuya sede actual se desconoce desde el año 2019. Pese a haber llevado a cabo numerosos golpes en nombre del sunismo, su alineación a esta corriente del islam resulta cuando menos relativa, puesto que, en varias crisis políticas y religiosas de países islámicos, el ISIS ha atacado a unos y a otros, aprovechando la desunión entre chiíes y suníes. Su participación en la guerra civil de Siria, que comenzó en 2011 y aún no ha terminado del todo, supuso una agrupación de grupos terroristas contra el Gobierno y que contó con la financiación, directa o indirecta, de Estados Unidos. Esto contrasta con el objetivo que el grupo radical islámico afirma tener: la reunión de todo el islam y la liberación de los musulmanes oprimidos.

“Parece un ataque terrorista, el tipo de cosas que hemos visto hacer a ISIS en el pasado”, comunicaban desde Estados Unidos. Irán ha expresado su ira y amenaza con que habrá consecuencias. El papel de los Estados islámicos oficiales (todos aquellos países con predominancia de la religión islámica, musulmana) queda, por tanto, alejado de las ambiciones del llamado Daesh (supuesto Estado Islámico), que, a fin de reunir y liberar a todos los adeptos al islam en Oriente Medio, Asia y África, y posteriormente “evangelizar” al resto del mundo, sigue generando un profundo conflicto interno que no solo afecta a la población europea o estadounidense, sino que divide en lo más hondo a los creyentes de la misma religión.

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