En el vibrante escenario de la política, donde las ideologías chocan como mareas tumultuosas, la voz de Michael Oakeshott (Chelsfield, 11 de diciembre de 1901 – Kent, 19 de diciembre de 1990), resuena como un faro en la tormenta. Este filósofo y político británico, pasado por alto en los debates modernos, nos ofrece una perspectiva original, profunda y cautivadora que desafía las dudosas corrientes de pensamiento actuales.

Las obras que escribió este autor tan conveniente para los tiempos modernos son muy reconocidas y le han valido el sobrenombre de “El mayor Conservador del siglo XX”, hecho que Michael Oakeshott acogería con gusto. Su obra cumbre, Racionalismo en Política (Rationalism in Politics), que es una colección de ensayos que abordan su perspectiva sobre la política y la filosofía, presenta los bullet points de su pensamiento: escepticismo hacia la razón abstracta, prudencia y tradición, la defensa de la individualidad en sociedad, la desconfianza hacia las utopías políticas, el conservadurismo como modo de vida y una limitación del poder gubernamental.

En primer lugar, Oakeshott critica el racionalismo político que busca aplicar principios abstractos y universales a la realidad política. Se muestra escéptico hacia la idea de que se pueden diseñar sistemas políticos perfectos a partir de principios racionales predeterminados. El autor inglés cree que ese simplismo ideológico de aplicar ciertos principios racionales abstractos es una majadería.

Por otra parte, el conservadurismo oakeshottiano se basa en la prudencia y el respeto por la tradición. Argumenta que las instituciones y prácticas políticas desarrolladas a lo largo del tiempo tienen un valor intrínseco y no deben ser desechadas de manera imprudente en favor de teorías abstractas. Se muestra crítico, en consecuencia, hacia las utopías políticas y los proyectos de cambio radical. Sostiene que estos intentos de remodelar la sociedad según principios abstractos a menudo conducen a consecuencias imprevistas y perjudiciales.

Propone el conservadurismo como el modo de vida ideal, ya que es una actitud ante la vida más que como un conjunto de principios ideológicos. Es una disposición a vivir con lo que ya existe y a apreciar la complejidad de la experiencia humana en lugar de intentar moldearla según algún diseño dudoso.

Oakeshott también destaca la importancia de la individualidad y la asociación voluntaria en su filosofía política. En lugar de alcanzar y e imponer un orden político predeterminado, aboga por permitir la formación espontánea de asociaciones entre individuos que comparten objetivos comunes, y argumenta a favor de un gobierno limitado que se enfoque en mantener el orden y proteger la libertad individual en lugar de buscar transformaciones sociales profundas. Es partidario, pues, de un gobierno que intervenga mínimamente en la vida de las personas.

Todas estas ideas reflejan la visión de Oakeshott sobre la política y el conservadurismo, destacando su énfasis en la prudencia, la desconfianza hacia las teorías abstractas y la valoración de la tradición y la individualidad. Es posiblemente el pensador más influyente en el ámbito conservador y ha tenido una perenne influencia en Sir Roger Scruton, quien se considera que recogió su antorcha y la ha llevado al siglo XXI. Finalmente, cada día que pasa me doy cuenta que es más que necesaria la visión de Oakeshott en un mundo boca abajo y confuso.

Deja un comentario

Tendencias

Crea una web o blog en WordPress.com