El pasado mes de mayo se produjeron, de forma casi simultánea, dos conflictos diplomáticos: uno con Argentina y otro con Israel. Este artículo, al contrario de lo que es habitual en mis textos, tiene un carácter principalmente informativo en lugar de analítico, aunque no por ello prescinde por completo del análisis. El presente artículo está dividido en dos partes, correspondiendo cada una a uno de los dos conflictos.

Conflicto con la República Argentina

Si bien el detonante del conflicto puede explicarse en un par de líneas, este conflicto se ha dado de forma gradual (aunque no mucho) y, por tanto, la explicación será algo más larga. Para empezar, desde la política española (principalmente el Gobierno pero no exclusivamente) se han lanzado calificativos al presidente de la República Argentina, Javier Milei, que van desde asociar, errónea o falsamente, su pensamiento liberal con el fascismo hasta ataques personales como el momento en el que Óscar Puente, Ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, comentó sobre Milei: “[…] no sé bajo la influencia de qué sustancias [estaba Milei] […]”. Si bien varios de estos casos, incluido el de Óscar Puente, pueden pasar como bromas que estaban totalmente fuera de lugar el contexto en el que se pronunciaron, cuando Javier Milei pagó con la misma moneda no fue tan bien recibido por la política española, especialmente la izquierda. Durante la intervención del presidente Milei en el evento Viva 24, organizado y presidido por Vox, éste, hablando de la clase de calaña atornillada al poder puede producir el socialismo, hizo el siguiente comentario: “Incluso con la mujer corrupta se toma cinco días para pensarlo”. Este comentario hace claramente alusión a la investigación en curso por tráfico de influencias a la mujer del presidente del Gobierno de España, Begoña Gómez, y a la carta a la ciudadanía (estrategia copiada de Cristina Fernández de Kirchner) que escribió Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. Al igual que el caso de Óscar Puente, este comentario, por el tono y el lenguaje más coloquial empleados, se interpreta como una pulla fuera de lugar y no como un atentado contra el derecho al honor ya que lo que se deduce de toda la situación es que no pretendía imputar un delito no cometido si no hacer una muy fugaz referencia a la información veraz ya disponible del mismo modo que Óscar Puente tan solo pretendía (hasta donde se sabe en ausencia de pruebas de lo contrario) hacerse el gracioso y no imputar al presidente Milei el consumo de estupefacientes. En cualquier caso, si bien considero que el comentario estaba fuera de lugar, Milei había sido atacado de forma privada y decidió responder de forma privada. Por otra parte, el presidente del Gobierno de España decidió convertir una pulla dirigida a un miembro de su círculo personal y ajeno a la política, su mujer, como un asunto de Estado. En base a esta categórica interpretación de que Pedro Sánchez y la democracia o el Estado son exactamente lo mismo, el Gobierno de España llamó a consultas, y posteriormente retiró definitivamente, a la embajadora de España en Buenos Aires (capital de la República Argentina), María Jesús Alonso Jiménez, rompiendo así las relaciones diplomáticas con un país que, tras su recuperación, podría volver a ser una gran potencia internacional. Todo este movimiento, podría deducirse, tendría como fin aislar ideológicamente a España de las ideas de Milei, mitigando así el impacto que pueda tener aquí el hecho de que las políticas liberales funcionen tan bien como lo están haciendo en Argentina (aunque es una mera especulación).

Conflicto con el Estado de Israel

Este conflicto, ocurrido poco después del previamente desarrollado, tiene motivos bastante más simples y todo sucede más concentrado en el tiempo. El mes pasado, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, en representación del Estado español, reconoció internacionalmente el Estado de Palestina en plena guerra entre Hamas (organización guerrillera, reconocida internacionalmente como terrorista, que gobierna Gaza, territorio habitado por palestinos) e Israel, lo que provocó que este último llamara a consultas y retirara temporalmente a su embajadora en Madrid, capital del Reino de España. Si bien no es erróneo en sí que se reconozca internacionalmente al Estado de Palestina, puesto que el propio Estado de Israel reconoció, como parte de su acuerdo de paz, al OLP (organización guerrillera que estuvo en guerra contra el Estado de Israel) como dirigentes de un futuro Estado de Palestina, que acabaría asentándose en Cisjordania, sí parece una mala idea arriesgar las relaciones diplomáticas con un país que actúa, junto con otras naciones, como gasolinera para occidente, especialmente teniendo en cuenta nuestra situación energética.

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