Tercera edición de este evento del mundo de la moda y este año París era la capital elegida para llevarlo a cabo. La ciudad de la elegancia, la alta costura, y pronto también de las Olimpiadas, quedaba reflejada en un desfile que no dejó indiferente a nadie.

2022, el Covid había quedado atrás, y la revista internacionalmente conocida de VOGUE celebraba sus 130 años en el mercado; había que hacer algo. Anna Wintour, directora, decidió crear entonces Vogue World, un evento en forma de desfile, actuaciones y apariciones estelares que reflejasen el conjunto de la revista y lo que representaba: estilo, moda, celebridades, belleza y diversidad. Surgió esta idea en la ciudad de Nueva York, donde sobre pavimento neoyorquino desfilaron algunas de las caras más conocidas del panorama internacional, y con la modelo y empresaria Hailey Bieber en portada del aniversario, comenzó lo que sería un imprescindible en el mundo de la moda: VOGUE WORLD.

Con una segunda edición el año pasado en la ciudad londinense, este 2024 fue París la elegida, con una fecha y elección de vestimentas y atrezzo nada casual. 23 de junio, Día Internacional del Olimpismo, pasados 100 años de los últimos juegos Olímpicos en París, y a fecha de unos nuevos este mismo verano. Sin ninguna casualidad en el camino, los editores y organizadores del evento quisieron fusionar cada uno de los deportes con una temática o estilo de la moda francesa a lo largo de los pasados 100 años; entre Olimpiada y Olimpiada.

Desfile parisino

Una exclusiva lista de invitados fue la que decidió a las 700 celebridades que asistirían como público a la pasarela callejera que tuvo lugar el pasado domingo en la Plaza Vendôme de París. Entre ellas 188 deportistas, 151 modelos y 70 bailarines. El desfile, en la grandiosa plaza parisina, se abrió con un homenaje a los pequeños artesanos que confeccionan la haute couture, que tanta importancia cobra en Francia, en eventos como este o en las semanas de la moda, como la que justo daba comienzo en París el mismo día siguiente al Vogue World.

Tras un pequeño desfile de los artesanos, estos pasaron a sentarse en las primeras filas para presenciar, en calidad de invitados de primer nivel, el resto de la velada. Con Cara Delevigne como presentadora y Sam Wrench como director -quién realizó la película del «Eras Tour» de Taylor Swift- comenzó un desfile de 40 minutos que estuvo acompañado de una orquesta a su vez de 40 músicos, y que finalizó con 20 bailarines de break dance internacionales irrumpiendo en la pasarela.

Sobre los hombros de caras conocidas como la cantante Sabrina Carpenter, Katy Perry, Karlie Kloss, las hermanas Williams o Kendall Jenner y Gigi Hadid desfilaron los diseños de grandes marcas. Desde Balenciaga, pasando por Coco Chanel hasta Off-White, todos los grandes diseñadores quisieron lucirse en la pasarela de la revista más influyente del mundo de la moda, la que cambió la percepción y el sentido de la palabra, y la que otorgó importancia, belleza e identidad a algo que carecía de ello: Vogue.

Entre los grandes momentos de la noche, llamaron la atención la entrada a caballo de las modelos Kendall y Gigi a la plaza, la aparición de Maluma y Sabrina Carpenter, o las dos actuaciones de Bad Bunny, junto con el fragmento de la ópera Carmen.

En palabras de Anna Wintour, la idea general era “pasar un buen momento y celebrar las maravillas de la moda francesa”, y en efecto, así fue. No obstante, el desfile fue más allá del glamour y las élites. Se decidió que el dinero recaudado con el precio de las entradas iría destinado a diversas causas solidarias, entre ellas, gran parte se destinó a Secours Populaire, una organización orientada a ayudar económicamente a conseguir equipamiento a los jóvenes atletas de toda Francia (continuando con la dinámica del deporte de la noche).

Problemática con la Plaza Vendôme

Si bien es cierto que el espectáculo discurrió sin ningún tipo de altercado, los preparativos previos sí encontraron obstáculos por el camino. La Plaza Vendôme, lugar por excelencia del lujo, del hotel Ritz y de las grandes casas de joyas y alta costura, fue el lugar elegido para la ceremonia. Mientras que el Ayuntamiento de París rápidamente accedió a la realización del espectáculo, las autoridades no mostraron el mismo entusiasmo; la plaza es también el lugar en el que se encuentra el Ministerio de Justicia. En oposición a la audacia que parecían encontrar en el acto los diseñadores, la policía no encontraba razonable la ocupación de un lugar tan emblemático durante un día entero. Tras una costosa negociación, finalmente todos llegaron a un acuerdo, y el lugar quedó en completa disposición de Condé Nast, quien se encargo de aprovechar al máximo el espacio y convertir el show en algo memorable.

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